La estanflación: El peor enemigo de un economista

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Orígenes

El termino estanflación tiene su origen en 1965, cuando el ministro de finanzas británico Ian Mcleon mezcló las palabras estancamiento e inflación para crear el vocablo “Estanflación” (Stagflation en inglés). Antes de continuar leyendo esta entrada, es necesario que estés al día de la situación inflacionaria que estamos viviendo, por lo que te recomiendo leer esta entrada anterior.

Con el término “estanflación” definimos la situación económica en la que hay un crecimiento económico (PIB) bajo o incluso negativo junto con una elevada inflación. Fue un fenómeno que se dio durante los años 70 y 80 en las economías occidentales y que no se pudo resolver con las recetas económicas tradicionales que explicábamos en la entrada anterior. Las medidas expansiva tanto fiscales como monetarias (aumento del gasto público, bajada de impuestos, bajada de tipos de interés y aumento del dinero en circulación) están encaminadas a aumentar la producción pero son combustible para la inflación. Y con las medidas restrictivas y contractivas sucede justo lo contrario.

Consecuencias para la teoría económica

Este fenómeno supuso el retroceso del pensamiento keynesiano, puesto que esta teoría económica era incapaz de explicar que ambos fenómenos sucedieran a la vez. No quiero entrar en demasiados detalles técnicos, pero los keyneisanos consideran que en el corto plazo (y más en épocas de recesión) la oferta agregada es elástica, por lo que un aumento del gasto público (con su correspondiente desplazamiento de la demanda agregada) elevaría la producción en una proporción mayor que los precios.

En otras palabras: Aunque aceptaban que un aumento del gasto público podía aumentar los precios, la producción (PIB) también aumentaría (además en mayor proporción). Por lo tanto, sería imposible que, aplicando esta receta, sucedieran a la vez los dos fenómenos necesarios para la estanflación: Subida de precios y bajo crecimiento.

Los ganadores de este debate (al menos hasta mediados de los 80) fueron los economistas de la “Escuela de Chicago” capitaneados por Milton Friedman (premio Nobel de economía en 1976). Este grupo de economistas afirmaba que la inflación era en última instancia un fenómeno monetario provocado por una expansión monetaria demasiado fuerte (por imprimir demasiado dinero). Además, achacaban que el excesivo intervencionismo estatal provocaba que que las empresas no pudieran crecer lo suficiente.

España en los años 70

Durante la década de 1970 la estanflación también hizo su aparición en nuestro país, haciendo especial daño a final de esa década y a principios de la siguiente. La inflación media durante la década de 1975-1984 fue del 15,73%, alcanzando el pico de inflación en agosto de 1977 con un 28,77%. Además fueron años de crecimiento bajo, con un aumento medio del PIB del 1,4% en la década 1975-1984.

Los precios no paraban de subir año tras año, especialmente después de la crisis del petróleo de 1973 que encareció las materias primas. Ante esto, los comerciantes se veían obligados a subir los precios de los productos para seguir teniendo beneficios y los sindicatos reclamaban subidas de salarios para que los trabajadores no perdieran poder adquisitivo, entrando así en una espiral inflacionista:

Suben las materias primas –> Comerciantes suben precios –> Trabajadores exigen subida de salarios –> Los comerciantes vuelven a subir precios ante la subida de salarios –> Los trabajadores vuelven a pedir subida de salarios etc.

Como he descrito al principio del artículo, las recetas tradicionales no servían para este problema. Tanto el gobierno español como el resto de gobiernos europeos trataron de combinar medidas expansivas, para impulsar el crecimiento, con medidas restrictivas para contener la inflación. Como se suele decir: “dar una de cal y otra de arena” en función de la evolución de la economía.

Soluciones

Pero sin duda, podemos poner nombre y apellidos a las medidas estrella que permitieron salir del problema: “Los pactos de la Moncloa de 1977”.
En estos acuerdos son muy amplios e incluyen muchos cambios que no son de índole económica (como la despenalización del adulterio o la libertad de prensa) por lo que me voy a centrar en el pacto de rentas que posibilitó decir adiós a la estanflación y salir de la espiral inflacionista.

La subida de salarios estaría limitada y a cambio se le concederían derechos sociales a los trabajadores para compensar la pérdida de poder adquisitivo que pudieran sufrir. Y los comerciantes se comprometían a no trasladar toda la subida de costes que tuvieran a los productos, reduciendo así parte de sus beneficios. De esta manera, tanto trabajadores como empresarios ponían su granito de arena para contener los precios y salir de la espiral inflacionista, permitiendo que España dejara atrás la estanflación al cabo de unos años.

¿Vamos camino de la estanflación en 2022?

Actualmente, a 1 de abril de 2022, España todavía no se encuentra en situación de estanflación, ya que aunque tenemos una dato de inflación muy alto (9,8%), el crecimiento del PIB (5% en 2021) también sigue siendo alto (en virtud del ciclo alcista que vivimos después de la caída provocada por el COVID-19).

No obstante toda va a depender de la duración de la guerra en Ucrania y sus posibles consecuencias. Las previsiones de crecimiento para el 2022 todavía son robustas, pero si la guerra se sigue alargando es posible que entremos en estanflación a partir de la segunda mitad del año. Por lo menos lo que ya es seguro es que hay un riesgo cierto de que volvamos a verla después de tantos años

Para superar la posible situación que se nos viene encima si la guerra se alarga, sería imprescindible volver a llegar a un pacto de rentas. A principios del mes pasado, el presidente del gobierno Pedro Sánchez ya propuso el pacto de rentas como la herramienta necesaria para acabar con la espiral inflacionista, aunque tengo serias dudas de que se pueda llevar a cabo porque no existe el consenso necesario para ello y porque el propio gobierno ha anunciado que dejaría fuera de este pacto a los pensionistas, que suponen una parte muy importantes de las personas que reciben rentas en nuestro país.

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2 comentarios en «La estanflación: El peor enemigo de un economista»

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