Desde hace unos meses todos hemos notado en nuestros bolsillos la fuerte subida de la inflación: Una media del 3.1% en 2021, la más alta en los últimos 10 años, llegando al 6.5% interanual en diciembre de 2021.
No deja de sorprenderme leer en prensa que esta subida no estaba prevista por los expertos, porque desde hace casi dos años venimos analizando en las clases de oposiciones de la academia The Globe el comportamiento del Banco Central Europeo (BCE) y la deriva que esto iba a terminar tomando: Inflación.
Desde el año 2016 el BCE ha aplicado fuertes medidas expansivas de estímulo monetario para impulsar la economía y lograr dejar atrás la crisis financieras del 2008. El rigor aplicado por el BCE provocó que estas medidas ayudaran a los países a superar la crisis y además consiguieron mantener la inflación a raya. Pero cuando por fin parecía que el consumo empezaba a dispararse y el BCE empezaba a rebajar los estímulos, llegó la crisis del coronavirus y todo se vino al traste.
El consumo se desplomó y el BCE tomó medidas nunca vistas 2020: Más de 1.85 billones de euros para el programa de compra de emergencia pandémica” (PEPP) y 750.000 millones a cargo del presupuesto comunitario para para el fondo de recuperación Next Generation destinado a préstamos reembolsables y ayudas directas.
A pesar de tanto estímulo, el consumo y la inversión siguieron bajas mientras estábamos todos asustados en nuestras casas… Pero los estímulos seguían ahí, creando cada vez más capital que las familias y empresas fuimos acumulando… hasta que salimos todos en tromba a gastarlo en cuando pasaron las primeras olas de COVID 19.
Con tanto capital acumulado el ritmo de consumo superó al ritmo de producción y, cuando hay más dinero que nuevos productos, todos sabemos lo que pasa: Inflación –> Estamos dispuestos a pagar más (porque tenemos más) por esos productos. Evidentemente en este proceso también ha ayudado la crisis de suministros mundiales, que ha provocado que el ritmo de producción sea aún más pequeño, enfatizándose por tanto la diferencia entre dinero para consumir y nuevos productos.
Con estas líneas no pretendo hacer una crítica al BCE, puesto que considero que sus medidas fueron correctas: Gracias a ellas se pudieron financiar medidas como los ERTE que a tantas familias han permitido salir adelante. Lo que no termino de entender es que los “analistas” digan que no lo vieron venir cuando lo llevamos analizando dos años en clase.
¿Y qué va a provocar todo esto? Pues que en menos de lo que tardan mis alumnos de 1º de ESO en salir al recreo, el BCE se verá obligado a empezar a subir los tipos de interés, puesto que es una de sus principales herramientas para limitar el consumo y reducir la inflación. Aunque conociendo el funcionamiento del BCE esperarán a que lo haga primero la Reserva Federal de EEUU (FED), que para estas cosas no se anda con tonterías y ya ha anunciado subidas.
Todo esto a corto-medio plazo repercutirá en que el Euribor comience a subir y en que la cuota de tu hipoteca se vea afectada. No son medidas agradables, pero son medidas necesarias para limitar los nuevos créditos y conseguir reducir la tan temida inflación. Aunque como siempre, cuando esto suceda, acusarán al BCE más keynesianista que se recuerda de austeros hombres de negro.
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